Cada 10 de diciembre, en la Argentina coinciden dos celebraciones: el Día Internacional de los Derechos Humanos y la asunción de un gobierno democrático después de la peor dictadura que sufriera nuestro país.Frente a este acontecimiento es bueno que podamos echar una mirada sobre algunas de las muchas victorias que hemos tenido en este tiempo de contrucción colectiva. Es necesario que lo hagamos porque necesitamos un tiempo de distancia y reflexión sobre lo vivido, momentos de reparación que curen las heridas dejadas por el sufrimiento individual y colectivo, y porque además, nos merecemos momentos de celebración que alimenten nuestras fuerzas.
El desaliento, la tristeza, el espíritu de derrota, son funcionales a quienes proponen que todo está perdido, que nada puede cambiar. La historia siempre estuvo y está hecha -en cada generación -de avances y retrocesos, de victorias y derrotas, que sólo con el tiempo adquieren su justa dimensión. Por eso, sin mentirnos a nosotros/as mismos/as volviéndonos exitistas, pero sin negarnos también el gozo de lo construido, ponemos hoy en circulación el periódico "Popular y Democrático", para brindar un breve repaso de lo alcanzado como pueblo, en estos años de democracia ininterrumpida.
Al recorrer sus páginas podrá verse cuánto hemos crecido desde 1983, en conciencia democrática, en justicia, en tolerancia.
Después de leer algunos de los muchos derechos que ganamos, podemos ver que no erramos el camino, que no fue en vano resistir la destrucción del Estado, de las conquistaspopulares...
Necesitamos hacer memoria, recordar lo que vivimos y también contarnos las buenas nuevas, alimentarl la esperanza, habilitar la alegría, curarnos los restos de mala fe, la desconfianza en nosotros/as mismos/as y en los otros, el descreimiento, el cinismo y la resignación que aún nos queden.
La memoria puede ser un antídoto contra el derrotismo, porque le da a nuestra mirada una perspectiva más amplia. Las transformaciones históricas no llevan la urgencia de nuestras vidas. No se miden en meses o años. A veces ni siquiera en décadas. Por eso, necesitamos memoria para seguir transformando nuestro país y nuestras vidas.
Esta tarea individual y colectiva es posible y urgente.
Que nadie quede al costado del camino!!!
